«La vista de los cuadernos me rompió el corazón… Mis pensamientos se dirigieron a mis propios hijos«, fueron las palabras de Muhammad, voluntario en Siria.
Comentó que durante su labor no se había detenido hasta que dio con los cuardernos. «No me detuve ni un momento mientras buscaba. Nuestra esperanza era encontrar a un niño, una mujer o un padre y reunirlos con su familia«, Muhammad.
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Una semana, se siente como una eternidad.
Ha pasado una semana desde que ocurrió la catástrofe. El tiempo se detiene, la vida está ausente, y cada atisbo de muerte deja a uno sin aliento.
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One week… It feels like an eternity…
A week has passed since the catastrophe occurred.
Time stands still, life is absent, and every glimpse of death leaves one gasping for air.#Syria#earthquakepic.twitter.com/Y1zUfnw1wd