Opinión

Simón García: Mantener el rumbo

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A medida que, venciendo ventajismos y provocaciones, se avance en sumar voluntades para un plan político común, incrementar la relación con la gente y estimular la participación electoral, las fuerzas del cambio necesitarán ratificar su rumbo y visualizarlo a los demás en un discurso alternativo.

Hechos inconstitucionales como la destitución indirecta de dos representantes del CNE o el uso de las inhabilitaciones para sacar de la competencia electoral a opositores como María Corina o Capriles van a ocurrir con más frecuencia.
Se corresponden con el interés del gobierno de empujar a la oposición a la abstención y a posiciones extremistas más fáciles de aislar.

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Mantener el rumbo es hacer más eficaz la labor para vincular a las fuerzas de cambio con el país que dejó de creer o de interesarse en la política y para aumentar la relación con todos los sectores chavistas que están descontentos con el agravamiento de su situación social.
A esos sectores hay que persuadirlos de la viabilidad de un cambio de gobierno mediante la sustitución del conflicto por la construcción de una alternativa plural con aportes y aproximaciones entre visiones de país que no tienen por qué ser excluyentes.
Este camino es el que se propone dinamitar el gobierno con el procedimiento de la inhabilitación. El gobierno prende esa mecha porque sus sectores más extremistas y autocráticos están ganando terreno en su seno.

Los demócratas tenemos que bajar ese miedo e insistir en ofrecer un cambio que no sea percibido como amenaza o catástrofe.
En el azogue que son hoy las fuerzas democráticas todas coinciden en tener un país donde se pueda vivir mejor, convivir en paz y tener derecho a prosperar.

En el momento de escribir esta nota crecen los rumores sobre una primera inhabilitación, la de María Corina Machado. No hay duda que esta decisión responde al crecimiento de sus respaldos y de la inclinación, entre quienes no la tenemos como opción, a votar por ella si gana las primarias y se convierte en una candidata que una al país y pueda negociar con el campo dominante una transición.
Si el gobierno entra en algo parecido a la ruta de Ortega en Nicaragua colocará al chavismo y al país en una pésima situación.

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Tras cada inhabilitación las fuerzas opositoras se verán obligadas a reagruparse bajo otra figura porque el candidato pasa a ser la encarnación dela profunda necesidad de encontrar una salida democrática a las crisis que crea la concepción autoritaria y estatista del gobierno. Seguir hasta el final es una forma de mantener el rumbo.
Otra forma es no recaer en huidas de la realidad a través de apelaciones a la dignidad o impulsos de rebeldías inútiles.
Es una inconsistencia haber persuadido sobre las ventajas de la primaria para ahora llamar a que todo el poder de decisión pase a manos de una sola persona. Sería
inconveniente porque aborta la necesidad de multiplicar la capacidad de movilización que puede brindar una competencia entre más de diez candidatos que hagan lo que se logró en las inscripciones de Prósperi, Capriles y María Corina. Hay que avanzar en el sentido de hacer más democrática a la oposición.

Hay que pensar en respuestas ante distintos escenarios y en particular sobre una eventualidad tipo Barinas. Pensar juntos y decidir entre todos.
Debemos comenzar por un compromiso urgente de todos los candidatos:1) Apoyar al ganador de la primaria, sea quien sea, 2) ratificar que se mantendrán en la vía electoral, democrática y constitucional, 3) trabajar por las mejores condiciones de participación, incluida la eliminación de las inhabilitaciones.

Prensa Simón García

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