La encuesta Delphos tiene su truco pero, leyéndola con cuidado, veo una clave que pudiera ser muy útil para la campaña.
Cuando ponen los números de junio del 2022 y los de este año, el cuadro cambia sustancialmente. Así ocurre con las cifras de diciembre y las de hoy. Eso ocurre por la economía. El efecto de la peladera. Al no haber recursos el estado de ánimo del venezolano cambia y la angustia se transforma en una enorme molestia.
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En la encuesta de Seijas se le pregunta a la gente sobre si saldría a la calle a pelear por la falta de agua, luz o gasolina y los datos son muy similares a cuando la excusa para salir a protestar es el tema político. Aparece como rasgo significativo el miedo.
Hay temor a las consecuencias. Eso expresa un cierto aprendizaje frente a todo lo que ha ocurrido en estos 23 años. También explica algo que venían diciendo las empresas encuestadoras, la necesidad de un protector, un defensor que hable a nombre de los venezolanos que la están pasando mal sin que el Gobierno o la oposición hagan algo o se hagan los sordos.
Pareciera que María Corina simboliza esa necesidad en el votante radical y un poco más allá. Sus consignas básicas; fuerza y coraje transmiten una emocionalidad que complace a quienes reclaman una postura más dura que enfrente, sin rodeos, al Gobierno. Pero, bajo una extraña fórmula. Algo así como pelea por nosotros, dale, lánzate, pon la cara por mí y yo te respaldo desde lejitos y por si acaso.
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La mayoría reclama de sus líderes un sacrificio. Gestos de entrega, de compromiso y María Corina cumple con ese requisito. Por lo menos dentro de los radicales y en un sector de la oposición que en vez de pensar en términos políticos, apuesta a que la unidad haga el milagro y lo resuelva todo. María Corina es vista como el mal menor.
Igual hay en esos números que nos presenta Delphos y en todas las demás encuestas e investigaciones, señales claras de desconfianza hacia los políticos. Luis Vicente León reconoce que la Señora Machado está punteando las primarias pero, habla de un crecimiento, del 70 a 76%, de quienes no quieren saber nada que huela a conflicto.
El discurso radical denuncia lo mal que está la situación pero, es repetitivo. El Gobierno lo puede derrotar como lo ha hecho hasta ahora. Esta sensación se debe haber afianzado todavía más con la inhabilitación de la «Dama de Hierro». Si el TSJ le da la razón a Luis Ratti, ese es el rumor para esta semana, los números volverán a moverse.
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En todas las encuestas Benjamín Rausseo aparece segundo pero se fue, no aparece, no contesta.
El discurso del «Conde» es emocionalmente popular pero, NO luce robusto desde el punto de vista de lo político. Sin embargo, su decisión de salir de las primarias, todo lo que está pasando, luce más que acertada.
Capriles anda en una nota reflexiva que no se parece a la misma angustia que tienen la mayoría de los venezolanos. Hay un rumor en las redes que sugiere que podría renunciar a su postulación una vez que no ha logrado negociar su habilitación.
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Rosales juega como viejo zorro. Es tan sigiloso que ni se siente. La solicitud de Luis Florido, la renuncia masiva de los inhabilitados a la Primaria, pareciera ser parte de una estrategia, un análisis de escenarios, que se anticipa a los que pudiera decidir el TSJ.
Los demás candidatos ni siquiera figuran en las encuestas. La Primaria es la única puesta en escena y por eso centra toda la atención. El consenso es una operación casi que clandestina. Sin embargo, se convertirá en la única alternativa, si aparecen medidas “legales” contra la Comisión Nacional de Primarias y no hay manera de hacer la consulta. Ese es otro rumor para esta semana.
El Gobierno solo hace jugadas políticas. No resuelve ni toma medida alguna para mejorar las terribles condiciones de vida de los venezolanos. Si no pone reales en la calle se le va a enredar la película.
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Todo va a depender de la oposición y su capacidad para superar tantos escollos. La unidad o el argumento del mal menor son expresión de una limitación difícil de aceptar. No solo son respuestas básicas en medio de un juego complejo, también claras señales de la ausencia de un razonamiento político de nivel o por lo menos de uno que compita con los diseños estratégicos del Gobierno.
Hay que poner en la mesa el mejor argumento. Una política que defienda a los venezolanos y transmita confianza en el voto. El mejor candidato es el que pueda convencer por la racionalidad de su discurso. Aquel que, en vez de temerle a las redes o quedarse calladito para que no lo muelan los laboratorios, dice su verdad. No la que quiere oír el auditorio. El que proponga cómo se puede ganar superando todos los obstáculos, los planes para generar desesperanza, ese llegará al 2024.