Cierre del ciclo litúrgico de navidad con la Epifanía y el Bautismo del señor: reflexiones del obispo Freddy J. Fuenmayor S.
El Obispo de Los Teques, Freddy J. Fuenmayor S., comparte reflexiones sobre el cierre del ciclo litúrgico navideño, destacando la importancia de la Epifanía y el mensaje del Papa Francisco.
El Obispo Freddy J. Fuenmayor S. preside la celebración de la Epifanía en la Catedral de Los Teques.
1. Con la Solemnidad de la Epifanía, hoy, y la Fiesta del Bautismo del Señor, mañana domingo, se cierra el ciclo litúrgico de la Navidad, en el que hemos celebrado el misterio de la encarnación, nacimiento y manifestación al mundo de Jesús, el Hijo de Dios.
Hemos contemplado en el pesebre al Salvador de la humanidad, luz para todas las naciones. En la Epifanía revivimos el momento en que los magos (sabios astrónomos) de oriente, siguiendo la luz de una estrella que brillaba más que las otras vienen, en nombre de la humanidad, a adorar al niño, reconociéndolo como el Salvador del mundo. Le ofrecen oro, como a un rey; incienso como a un Dios; mirra, como hombre mortal, nacido de una mujer, y que ofrecerá su vida para cumplir su misión salvadora.
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2. El papa Francisco, en su homilía en la misa de Epifanía, celebrada hoy en la Basílica de San Pedro, nos invitó a imitar a los magos que, mirando al cielo, siguieron la luz de la estrella más brillante, emprendieron un largo camino y encontraron al niño en la humildad de un pesebre, lo reconocieron como un rey que viene a servir y como a un Dios que se hace hombre.
El papa nos exhortó a buscar a Dios (mirar al cielo), emprender nuestro camino en la vida para encontrarlo y reconocerlo presente en la humildad, especialmente en las carencias y necesidades de los más pobres y a arriesgarnos en su servicio, para caminar con ellos. Nos invitó, además, a recuperar la capacidad y el hábito de adorar, para que en la oración reconozcamos a Jesús como nuestro Dios que salva.
3. En el Ángelus, el papa pidió a la Virgen Santísima para que su intercesión nos ayude a amar al Niño Jesús y a contemplar al mundo con los ojos de un niño y a pensar y orar por los niños que sufren la pobreza y los rigores de la guerra y de la violencia. Amén.