Códigos de amor

Descubre el arte de vivir plenamente: Construye sueños, enamórate y disfruta cada momento

Una reflexión para una vida llena de alegría, amor y bienestar

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Por: Edicta Gómez Merchán. – Ama la vida, la amistad, los amores; ama la presencia de Dios en cada amanecer y en cada una de las flores que abren sus pétalos con diversidad de colores y aromas. Construye tus sueños, disfruta de la vida para que sea más plena y feliz, como te mereces. Enamórate, vive una ilusión; donde hay voluntad, hay un camino lleno de amor, un viaje de oportunidades con propósitos, objetivos y metas que motiven a vivir. Que tu alma enamore con la mirada, con mente abierta, curiosa y hasta atrevida, en paz espiritual y con inteligencia para cambiar de rumbo cuando lo desees; además, con verdades y belleza emocional, comprensión y generosidad, humildad y tranquilidad, siempre recordando que hay tiempo.

Que la energía te traiga alegría, disfrute, gozo y consuelo, permitiendo que cada día el sol entre por la ventana. Ten en cuenta que los besos son los capullos de las flores, que nacen del amor (aun cuando sean virtuales), formando el ramo más grande que se aloja en el corazón cuando estamos enamorados.

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Aprecia las grietas, líneas y bordes de la vida; respira profundo y continúa fluyendo. Recuerda que la edad no define a las personas, sino sus vivencias y experiencias. Mantente en equilibrio y en movimiento, tomándote el tiempo necesario para elegir decisiones sin preocupaciones ni distracciones, pero recordando los momentos agradables y amorosos que te traigan reminiscencias de ratos felices.

Sin embargo, es importante reflexionar y desechar los miedos obsesivos, fruto de inseguridades y temores, así como los fracasos y preocupaciones que te inquietan y te dejan marcado, herido y amargado. Los proyectos pueden seducirte, pero también perturbarte. A veces, te sientes desintegrado internamente, sin control y sin autoridad sobre tus facultades para moverte libremente por todos lados.

Tu vida está llena de logros, luchas y grandes esfuerzos. Aunque a veces no lo parezca, día tras día te acercas paso a paso a lo que deseas. Pero ten cuidado, porque puedes tener un enemigo capaz de destruir sin piedad lo que con tanto trabajo has construido: tus propios resentimientos.

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Todo pasa; los momentos no son eternos, son transitorios. Las semillas dan sus frutos, la noche da paso a los rayos solares y así vivimos. Recuerda momentos que te trasladen a la niñez o a la adolescencia, creando un ambiente agradable con sonidos musicales, bailes, sabores y espacios de juego que te traigan bonitos recuerdos.

La vida es como un volcán, un océano en continuo movimiento, presentando un mundo de vivencias contradictorias, esperanzas y tristezas, alegrías y frustraciones. A veces, el ser humano es presa de situaciones extrañas; actúa como un sonámbulo, camina en cualquier dirección sin saber por qué, enfrenta aquí, grita allá, a veces llora, otras ríen, va en direcciones inesperadas y toma rumbos equivocados, con la brújula perdida y sin entender, sufriendo.

Si eres muy sensible, también puedes ser más vulnerable, debilitando tus nervios, perturbando el sueño, dificultando la digestión, aumentando las palpitaciones cardíacas, descontrolando la presión arterial, elevando la adrenalina y acelerando la respiración. Se manifiestan cefaleas, pudiendo llegar a ser presa fácil de la depresión, necesitando atención profesional.

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Eres una cajita de música alegre; el sufrimiento es subjetivo, tu mente puede concebir fantasmas alucinantes que te atormentan implacablemente. Todo son suposiciones, espantos mentales y lo que piensas es solo producto de tu imaginación. Las pesadillas de medianoche se trasladan al día, igual que las bolas de nieve que, mientras más vueltas dan en la cama, más grandes se hacen. Las penas suceden a las alegrías y viceversa; nada es absoluto, todo es relativo. Despierta; las tinieblas que invaden tu mente en una noche oscura desaparecen con el amanecer, el resplandor y la claridad. Recuerda que no es lo que te pasa lo que te afecta, sino cómo reaccionas.

De nada sirve llorar frente a las ruinas; hay que empezar de nuevo, una y cuántas veces sea necesario, siempre con esperanzas, creyendo en el mañana ante las arremetidas de la adversidad. Relájate, concéntrate, contrólate y así podrás cohesionar, entrelazar y coordinar tu mente. Trata de recuperar tu paz interior, la sensación de bienestar y siéntete dueño del mundo; con paciencia y constancia. Lee, escribe tus inquietudes, es la mejor terapia; así drenarás parte de tu nerviosismo y disgustos. Cuando superes estos inconvenientes y quieras recordar cómo te sentías en ese momento, podrás hacerlo.

El corazón es todo amor, verdad, belleza y bondad

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