La propuesta busca transformar el potencial turístico del oriente venezolano en un motor económico para la región
Por: Eduardo Fernández.– En mi artículo anterior comencé a tratar el tema de la vialidad. Hablamos de una gran autopista moderna que una a Caracas con Barcelona. Con cuatro canales a cada lado, con una isla en el medio llena de plantas tropicales, con hombrillos a ambos lados y con abundantes estaciones de servicio, fuentes de soda, cafeterías, hoteles de variadas categorías, baños limpios y bien mantenidos.
Esa autopista debe continuarse hacia el Sur, hacia El Tigre y más allá, Ciudad Bolívar y Ciudad Guayana.
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De Barcelona debe salir una estupenda y atractiva carretera turística hacia Cumaná y de Cumaná hacia el oriente hasta Carúpano y Guiria. Esas carreteras de primera categoría estarían sembradas de pensiones y hoteles y de todas las facilidades para la circulación y para el alojamiento y el disfrute de las bellezas del paisaje y las playas extraordinarias que hay en todo ese recorrido.
El costo para el Fisco podría ser mínimo. La construcción de toda esa vialidad podría hacerse por el sistema de concesiones con empresas especializadas. Habría que establecer un sistema nacional de peajes y un compromiso de construir vías alternas de excelente calidad que estarían al servicio de quienes no puedan o no quieran pagar los peajes.
La propuesta generaría una inmensa cantidad de empleo mientras se construye y luego, al ponerla al servicio del público, garantizaría empleo abundante para la gente de una región tradicionalmente deprimida y muy pobre. Se desarrollaría un sistema de educación para el turismo en el que se capacitarían a todos los jóvenes que luego pasarían a engrosar la fuerza de trabajo que demandaría la región.
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El turismo podría ser la actividad económica que complemente y eventualmente sustituya la actividad petrolera en nuestro país. Con la diferencia de que el turismo genera mucho más empleo que el petróleo.
Aruba, Curazao y Bonaire viven fundamentalmente del turismo y viven muy bien.
El Oriente venezolano tiene un potencial turístico muy superior. Nuestra gente podría vivir mucho mejor de lo que lo hace ahora gracias al turismo.