Parafraseando a Benedetti: la vida hay que vivirla con la alegría de estar vivos. Por ello, a pesar de no tener el privilegio de ser dueños de verdades absolutas, existen realidades y hechos que, ante los ojos de todas y todos, se convierten en certezas o amenazas irrefutables.
“Defender la alegría como una trinchera (…) Defender la alegría como un principio… de las dulces infamias y graves diagnósticos. Defender la alegría como un destino. Como una certeza. Defender la alegría como un derecho…”. M. Benedetti
Por: Pedro Vicente Rodríguez Calderón.– Parafraseando a Benedetti: la vida hay que vivirla con la alegría de estar vivos. Por ello, a pesar de no tener el privilegio de ser dueños de verdades absolutas, existen realidades y hechos que, ante los ojos de todas y todos, se convierten en certezas o amenazas irrefutables.
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Después de lo que ha tocado vivir, puedo identificar unas cuantas amenazas y certezas. Mencionaremos sólo algunas:
Cuando joven, vi y sentí la persecución, la represión y hasta el asesinato de personas y familiares cercanos por pensar distinto a lo “establecido” por los gobiernos de turno.
Mi generación, sólo diez de cada cien tenían posibilidad de ingresar a una universidad y de esos, siete tenían que fajarse a pelear un cupo en los comités de preinscritos. Entre tanto, nos agarraba la recluta o la ley de vagos y maleantes.
En tiempos más cercanos, con las “Guarimbas” también tuvimos varias amenazas: vimos degollar un motorizado, fue público y notorio el quemar vivos a seres humanos por tener fenotipos diferentes a quienes organizaban las guarimbas, vimos al monstruo de la Guerra Civil abrir la boca y enseñarnos sus colmillos. En ese desgobierno de Capriles, Miranda, llegó a ser el Estado más violento del mundo.
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Sin ceder ni un milímetro de nuestra soberanía, nuestro presidente ha mostrado la certeza de poder campear los temporales y llevarnos por los caminos de la paz social y de la recuperación económica, llevamos 11 trimestres consecutivos de recuperación. En un poco más de dos meses, nos tocará decidir entre la certeza de seguir viviendo en Paz y con soberanía o volver a las amenazas. ¡Cada quien decidirá!
*Por: Pedro Vicente Rodríguez Calderón
Educador, Comunicador y Político
@pedrovrc77