Todos los seres humanos pueden realizar viajes astrales. Esta práctica, a menudo confundida con sueños, ofrece oportunidades para el aprendizaje y el servicio espiritual, si se realiza con plena conciencia.
La práctica del viaje astral, accesible para todos, revela un mundo de aprendizaje y servicio espiritual.
Por: Lumhaniel. – Se ha dado un sentido equivocado a lo que realmente es un viaje astral; debemos empezar diciendo que todos, absolutamente todos, viajamos en cuerpo astral y, por supuesto, esto no es privilegio de nadie. Todos los seres encarnados estamos capacitados para realizar viajes astrales y todos los hemos hecho sin saberlo, confundiéndolos con sueños extraños.
El viaje astral puede ser de aprendizaje o de servicio. En el primero de los casos, cuando nuestra esencia viaja, va incorporando al decodificador (el córtex cerebral) todas las vivencias que va teniendo en los lugares que visita. En el segundo de los casos, el viaje astral es programado y podemos contactarnos con personas que precisan algún tipo de ayuda espiritual (en ese caso nos comunicamos con su cuerpo causal y les enviamos mensajes de aliento) o con otras que necesitan sanación.
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Dejamos en claro que la mayoría de los viajes astrales no cumplen ningún cometido por dos razones:
Generalmente se hacen durante la noche y nuestro Ser Interno confunde el viaje astral con un sueño fantasioso.
Casi todos los «viajeros astrales» desconocen que se puede brindar ayuda a otros o aprender diversas cosas durante un viaje.
Es importante resaltar que, en la medida en que aprendemos las técnicas apropiadas y las ponemos en práctica, cada vez seremos más conscientes de lo que hacemos en este estado maravilloso. En ocasiones, podemos llegar a ver nuestro cuerpo físico acostado en la cama; esto es relativamente fácil de experimentar si sabemos cómo efectuar la salida del cuerpo de manera consciente y voluntaria; algo que se produce de todas maneras cuando nos quedamos dormidos, aunque seguramente sin conciencia de ello.
En fin, lo que realmente debemos aprender es a realizar este tipo de viaje con plena lucidez. Tan solo se trata de ser conscientes del mismo proceso de dormirse; o sea, observar atentamente (pero muy relajados, claro) cómo el cuerpo se va rindiendo ante el sueño, hasta que llegue el instante mágico en el cual se va separando a voluntad. En ese momento, no se está despierto ni dormido totalmente (una frontera muy sutil); es en ese instante cuando DEBEMOS LEVANTARNOS; así como suena, LEVANTARSE. Se sentirá como algo extraño y vaporoso; es ahí cuando debemos incorporarnos, realmente… pues no se trata de imaginar nada. Si nos levantamos en el momento preciso, entonces se produce voluntariamente lo que de todas formas iba a producirse espontáneamente: la separación del cuerpo físico y de la psique. Una vez que nos hemos levantado, podemos ver hacia la cama (y les advierto que la primera vez la impresión es fuerte) … veremos a alguien durmiendo, y ¡sorpresa!… sí, somos nosotros, mejor dicho, nuestro cuerpo físico.
Lumhaniel: Psicoastrólogo, Sanador energético integral, Psicoterapeuta de familia y pareja, Sanador con Archivos Akáshicos, escritor, cineasta, productor de radio y TV.
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