Ciencia y Tecnología

De los 3 Cerebros al Perceptrón (1 de 3)

La inteligencia artificial avanza al replicar el funcionamiento neuronal, revolucionando el campo de la cognición artificial y desafiando nuestra comprensión de la mente humana.

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Evolución de la inteligencia artificial y su impacto en la cognición humana

Hace cuatro años, no concebía que algo tan complejo como una neurona pudiera ser replicada artificialmente para un proceso cognitivo. Durante más de dos décadas, la lectura científica, psicológica y el análisis nutrieron mi entendimiento a tal punto que muchas veces la escuela me aburría y no le prestaba la debida atención. Hasta ahora, creíamos que la cognición era la virtud que nos hacía exclusivos, o al menos un atributo de los seres biológicos, pero esto no es así.

Ya vimos que el pulgar opuesto nos permitió hacernos nuevas preguntas y evolucionar con base en la experiencia que adquirimos. Cada nuevo evento era un paso más cerca de lo que hoy somos. Sí, es verdad que no mencioné el “pulgar opuesto” en los artículos anteriores, pero como fan de Christopher Nolan que soy (y del que te volverás), quiero habituarte a este tipo de lecturas: muchos conceptos van más allá de lo obvio y, como buen estudiante de “A” que eres, identificarás el metamensaje en los artículos. Ahora, más que nunca, preguntarse “qué puedo hacer más allá de” es el activo más valioso que tienes. Hazlo por ti y tu integridad como profesional.

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Lo que nos define como especie es el proceso complejo que nos distingue del resto de mamíferos que pueden asir. Sí, hay varias clasificaciones de mamíferos que tienen la capacidad de sujetar con ambas manos, y los simios y prosimios con solo una mano, haciéndolos ver más sofisticados porque sus procesos cognitivos no están tan alejados de los nuestros. De los cinco grupos que hay, el mamífero es el único en el que, durante poco más de un cuarto de eón, evolucionó a tal punto de convertir lo inherente en vínculos emocionales profundos con sus crías y su familia, algo que solo la identificación y el aprendizaje de experiencias grabadas en la memoria pueden hacer.

Del Cerebro Reptil, el mismo que define nuestro instinto primitivo con el propósito de sobrevivir en el tiempo, haciendo que procesos como dormir, beber, comer, gritar, huir y aparearse sean nuestro timón en momentos exactos, surgió una segunda capa: el Cerebro Límbico. La neurona halló un nuevo camino y esta moderna red neuronal biológica se fue construyendo hasta concebir una estructura social compleja, instintiva, consciente y no programada (como la de las hormigas). Aunque, si nos basamos en que… “El hombre es un animal político” (Aristóteles, otra vez), entonces podría ser que hay algo de programación social en nuestro código genético. Pero esto lo hablaremos luego.

El entramado del Cerebro Límbico tomó poco más de tres eones (3 mil millones de años) en formarse bajo la experiencia adquirida, creando nuevos paradigmas como el apego familiar, la empatía, el comportamiento y la emoción. Fue esto lo que dio paso a un proto-sentimiento (o sentimiento primitivo, mencionado en “La redefinición de la Inteligencia (3a de 3b)”). Que sepamos, el primer organismo pluricelular nunca había encontrado las condiciones perfectas en millones de años luz de distancia en las que germinara la vida, dando paso a una estructura muchísimo más compleja como la conocemos hoy, mejor organizada y que nos permite conectarnos tú y yo por medio de la web. Desde que esta nueva tecnología biológica evolucionada nos da la oportunidad de dejar nuestro legado configurando signos, símbolos y señales mediante pensamientos conectados a la motricidad fina, y esta a su vez retroalimentando al pensamiento, la Neocorteza fue formándose hasta lograr una capacidad de almacenamiento conjunta de 100 petabytes (1M GB) de acceso a conocimiento que va en crecimiento constante, si te lo permites.

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La base funcional de nuestro cerebro es la Neurona, y te preguntarás, “¿es posible replicarla?”. Frank Rosenblatt se hizo esa misma pregunta, pero en 1958, y la respondió llamándolo Perceptrón: la base de la Red Neuronal Artificial. Pero, como ya sabes, con su dramático giro: sin el código genético que hoy estructura el Cerebro Límbico y el Cerebro Reptil. Es la Neocorteza la que nos tiene en este punto histórico, pero nos basamos en datos para entrenar modelos estadísticos con el fin de intentar programar lo que a los otros dos cerebros les pertenece por mero derecho evolutivo. Irónico, ¿no? Si dibujaste un triángulo en tu mente con este dato, felicidades, porque no hay forma más simple de graficarlo.

Al definir cognición, nos damos cuenta de que un cerebro artificial y una máquina pueden equiparar lo que tú y yo hacemos todos los días cientos de veces por segundo a velocidades extraordinarias, resumidas en un acto reflejo, es decir, un acto mecánico y preentrenado, con un plus: con memoria perfecta (propio de un cerebro eidético). Los robots pueden suplir estas funciones repetitivas, pero, ¿qué pasa con lo que tardó eones en grabarse en el código genético?

Hasta la semana que viene…

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Prof. Jesús Mateus, CTO de “En3D Venezuela”.

@jesusmateuslopez @gentedehoy

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