El optimismo

Por: Lumhaniel.– Si analizamos todo lo que nos sucede cotidianamente y discriminamos entre las cosas positivas y negativas, quizás le demos más peso a las negativas. Esto podría parecer una tendencia natural, pero no lo es. El optimismo es una manera de conectar con la realidad, y en esta realidad podemos determinar exactamente qué sucede con esas cosas “negativas”: ¿son realmente malas o simplemente no les estamos dando el verdadero significado? Puede que lo que nos está sucediendo no sea malo en esencia, sino que depende de nuestra interpretación. Podemos catalogar una situación como un problema o como una oportunidad, lo que nos lleva a deducir que la felicidad se relaciona con la interpretación que le damos a lo que nos pasa. Podemos darle connotaciones de fatalidad u oportunidad.

Nuestra voz interior tiene una relevancia máxima, y la actitud previa a muchos desenlaces que no concuerdan con lo que deseamos se debe a los pensamientos negativos que se generan ante cualquier circunstancia.

Dominar nuestros pensamientos nos permite identificar las oportunidades que se presentan constantemente, incluso en momentos de duda por la complejidad de una situación. Al entrenar y educar nuestra mente, poco a poco dejamos atrás la tendencia a fatalizar los acontecimientos, reconociéndolos como lo que realmente son: oportunidades. Es en esos momentos cuando comenzamos a erradicar los miedos y damos entrada al verdadero optimismo, que no consiste simplemente en repetir frases positivas mientras sentimos terror.

El convencimiento de que las circunstancias que nos llegan son exactamente las que necesitamos depura nuestro pensamiento y nos lleva a aceptar los hechos como parte de un proceso que se relaciona directamente con nuestra evolución en todos los ámbitos de la vida. Así comenzamos a vibrar cada vez más alto, recibiendo las bendiciones que esto conlleva. Esta es la transición a la quinta dimensión, la que nos permite manejar situaciones desde el mundo sutil; es una ventaja a la que todos podemos aspirar, y no es privilegio de nadie, porque, en algún momento, todos llegaremos a ello, ya sea más tarde o más temprano.

Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su destino. Esto puede tomar más o menos tiempo, según el uso que haga de su energía, ya que siempre tendrá la opción de utilizarla sabiamente en su proceso evolutivo, lo cual inevitablemente repercutirá en sus congéneres, o desperdiciarla en la matriz (lo que nos hacen creer), convirtiéndose en un participante que sufre por acontecimientos creados precisamente para desviarnos del camino que debemos seguir.

El optimismo nos lleva, sin lugar a dudas, a estar en tranquilidad, paz y amor. No desperdiciemos nuestra energía temiendo cosas que nunca suceden, porque lo que tiene que suceder, por muy malo que parezca, siempre creará perspectivas para avanzar.

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Lumhaniel: Psicoastrólogo, sanador energético integral, psicoterapeuta de familia y pareja, sanador con archivos akáshicos, escritor, cineasta y productor de radio y TV.

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