Ubicada en el municipio Ocumare, Cuyagua se presenta como un destino turístico único por su belleza escénica y diversidad ecológica, ideal para amantes de la naturaleza y los deportes acuáticos.
Por: Jaime Largo. – Hoy, como siempre, comenzaremos esta aventura inolvidable con la mejor de las energías, conectándonos con un espacio mágico que va más allá de los sentimientos y la alegría de llegar a un lugar que conocemos y disfrutamos. Aquí viviremos momentos y experiencias que han quedado grabados en nuestros recuerdos, en cada rincón que este municipio del Estado Aragua nos ofrece. Para el visitante, ya sea local o extranjero, se convierte en una experiencia única y, textualmente, extrasensorial.
Con este prólogo, no podemos hablar de otro lugar de nuestras maravillosas costas como lo es la icónica y singular Cuyagua.
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Cuyagua es una población enclavada en las costas aragüeñas del municipio Ocumare, donde el mar se besa con las montañas multicolores que se degradan en verdes hasta llegar a los intensos azules de su bahía, donde un velo de millones de burbujas adorna sus olas, ofreciendo un espectáculo frente a nuestros ojos al ver cómo se funden en un acto de amor eterno.
Este hermoso paraje fue creado bajo el nombre de Rancho Grande por decreto del presidente de la época, Don Eleazar López Contreras, un 13 de febrero de 1937. En 1953, fue rebautizado con el nombre de Henri Pittier en honor al científico suizo-americano que llegó a nuestra tierra para crear la conciencia ecológica necesaria para un manejo adecuado de los recursos naturales en beneficio del ambiente y de todas sus especies, así como del ser humano.
Para acceder a este bello paraíso cuyaguense, se puede optar por vía marítima o en vehículo, atravesando el hermoso Parque Nacional, cuyo recorrido es inmensamente proporcional en belleza al destino que nos espera en sus playas. Este parque alberga formaciones vegetales de subpáramo, selva nublada, selva semidecidua y selva de galería. En él se encuentran comunidades de gramínea gigante, conocida como Neurolepsis pittieri o “cogollo”, así como poblaciones de especies de orquídeas, bromelias y palmas, además de flora endémica de la Cordillera de la Costa.
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Podemos decir que todo el paseo está enmarcado en lo natural, lo vivo y lo verde, que te envuelve en un recorrido desde la ciudad de Caracas de unas 3 horas y media, con una distancia aproximada de 196,7 kilómetros.
Cuyagua tiene una superficie de 24 km² y se ubica entre dos ríos que llevan por nombre Pozo de Arena y Pozo San Pedro.
Ya hemos hablado sobre su situación geográfica, el tiempo aproximado de recorrido y las bondades de atravesar este casi celestial paisaje montañoso. Sin embargo, lo mejor de esta aventura es lo que vivimos cuando finalmente pisamos la arena y contemplamos un paisaje que varía entre lo salvaje y lo apacible. Estoy seguro de que nuestros lectores tienen cientos de anécdotas vividas en sus cálidas arenas bajo el sol que brilla desde lo alto de las montañas.
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Esa es la experiencia Cuyagua, despertar por la mañana a orillas de la playa, haciendo acampadas con la familia y amigos, y ver salir los primeros rayos del sol en todas sus tonalidades de rojos y naranjas, enmarcados en el fondo azul del firmamento. Es hora de activarse, y no se puede perder tiempo en Cuyagua, porque, créanme, hay mucho que disfrutar.
Después de la rumba nocturna, donde todos los visitantes comparten con conocidos y extraños, siempre hay que tener presente no perder los estribos dejándose llevar por el ambiente en medio de la algarabía de los asistentes, bajo un cielo adornado por millones de estrellas y al ritmo del reggae.
Cuyagua ha sido un santuario para generaciones de surfistas que buscan en sus aguas drenar la adrenalina que genera ser el dueño de las olas, siendo reyes del mundo mientras alcanzan sus crestas montados en sus tablas.
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*Jaime Largo.Animalista, amante de la naturaleza, senderista, vicepresidente Fundación Colinas de Carrizal. Correo: jaimel2010@gmail.com @caminandoconjaime2 @jaimelargo2021