Salinas de Pampatar, una experiencia de colores

Por: Jaime Largo. – Nuestra aventura de hoy comienza en uno de mis lugares preferidos, enclavado en el mar Caribe, de donde proviene el nombre por el cual los venezolanos y muchos visitantes del mundo la conocen: la Perla del Caribe. Así es, nos referimos a la deslumbrante Isla Margarita.

Para conocer un poco más de este singular lugar de nuestra geografía, viajaremos en el tiempo y la historia de nuestro país. Nos remontaremos a épocas anteriores a la llegada de la corona española en el siglo XVI a tierras venezolanas, cuando los indios Guaiqueríes extraían la sal necesaria para sus actividades diarias en las lagunas de la región.

El nombre de Pampatar proviene de las salinas que se encuentran allí, y tiene su origen en la lengua Guaiquerí: Mampatare, que significa «pueblo de la sal.» Pampatar es una población icónica y muy visitada de la isla. En este esplendoroso lugar, no solo podemos disfrutar de las salinas, sino también de una bahía de ensueño con aguas transparentes y tranquilas, adornada con vistosos y coloridos peñeros (pequeñas embarcaciones utilizadas por los pescadores). Estos hombres del mar se lanzan a «la mar» no solo para obtener alimento, sino también su sustento diario. Disfrutar de este espacio en compañía de familiares y amigos, tanto locales como foráneos, es una aventura en la que se pueden degustar platos elaborados con frutos del mar, como las populares empanadas de cazón y otras delicias rellenas de moluscos y mariscos, así como las inigualables fosforeras. Además, hay una variada oferta artesanal y diferentes locales para todos los presupuestos.

Las salinas de Pampatar ofrecen un paisaje realmente impresionante y hermoso, con tonalidades de colores que se pueden apreciar a simple vista, especialmente al amanecer o al atardecer. En esos momentos, una paleta de colores pinta toda la geografía, brindando un espectáculo digno de la mejor creación de un artista. En mi experiencia, recomiendo visitarlas por la mañana o al atardecer, previa autorización de los lugareños, ya que el calor y la intensidad del sol son fuertes, y la luminosidad del lugar puede afectar la fidelidad de las fotografías.

Aunque las salinas no son un destino muy comercializado, ya que la mayoría de los visitantes prefieren las playas y atracciones de la isla, son un lugar mágico. La sal ha sido producida allí durante siglos, siendo el corazón de la producción local de este preciado mineral, que es motor económico para muchos de sus recolectores. Su importancia va más allá de lo económico, ya que también desempeñan un papel clave en la conservación de la biodiversidad. Es posible observar una gran cantidad de aves multicolores que encuentran en este privilegiado espacio su hogar.

Las salinas de Pampatar son de tipo interior o costeras. Se caracterizan por estar en un área llana, independiente del mar, pero conectada por una estrecha línea que permite que el agua salada se deposite en amplias superficies de la costa, conocidas como marismas, separadas por estanques llamados «eras,» demarcadas por vías o veredas que facilitan el desplazamiento de vehículos utilizados para trasladar el producto.

Para disfrutar de este espectáculo natural desde las alturas, recomiendo visitar el faro de Punta Ballena. Desde allí se pueden apreciar no solo las lagunas, cuyas tonalidades varían entre el rojo, rosado y finalmente blanco cuando el producto está listo para su consumo y comercialización, sino también toda la costa, que se pierde en el horizonte, enmarcada por los diferentes matices de verdes y azules que nos regalan sus aguas cristalinas y nos invitan a soñar despiertos.

*Jaime Largo. Animalista, amante de la naturaleza, senderista, vicepresidente Fundación Colinas de Carrizal.

Correo: jaimel2010@gmail.com @caminandoconjaime2 @jaimelargo2021

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