La felicidad no es un destino, sino un proceso. Aprende a cultivar una mentalidad positiva y superar las barreras que impiden disfrutar plenamente del presente.
Por: Lumhaniel.-Nuestros pensamientos y emociones están entrelazados, esperando que logremos alinearlos para así impulsar una sinergia que, en un momento dado, transformará nuestra mentalidad. Es ahí cuando daremos inicio a un viaje maravilloso que nos conducirá inequívocamente a cultivar la felicidad. Sí, cultivar; es un término que me fascina porque implica un proceso muy similar al de sembrar una planta, la cual necesita condiciones óptimas para desarrollarse y dar frutos. Pero lo hace de forma espontánea, haciendo honor a su naturaleza.
La felicidad no tiene una meta; es el viaje en sí mismo. Cada paso y cada circunstancia deben ser motivo de gozo. Las emociones que nos perturban están íntimamente ligadas a nuestros pensamientos; ahí radica el problema, ya sea de forma consciente o inconsciente. La especulación sobre lo que puede suceder o no nos hace sufrir por acontecimientos que, en la mayoría de los casos, ni siquiera llegan a ocurrir.
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Al educar nuestros pensamientos, podemos convertirnos en los protagonistas de nuestra mágica historia. Esto lo logramos al orientar nuestra percepción de la realidad, porque no se trata de lo que nos sucede, sino de cómo lo interpretamos. Si elegimos ver cada «contratiempo» como una oportunidad de avance, estaremos en el camino correcto.
Cuando aprendemos a disfrutar al máximo las pequeñas alegrías que nos brinda la vida, nos vamos liberando de los patrones que nos fueron impuestos prácticamente desde que nacimos; esos pesos que cargamos y que tanto nos cuesta soltar.
El cambio de pensamiento es nuestra responsabilidad. Quizás no sea fácil, pero es la alternativa que tenemos para recorrer el camino florido de la felicidad. Gestionar los momentos difíciles puede costarnos al principio, pero es la única oportunidad para salir airosos y felices. Porque el sabor que deja el éxito sobre las ideas limitantes que nos bombardean constantemente es de un dulzor indescriptible.
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Aunque hemos sido influenciados por muchos factores negativos —ya sean familiares, culturales o experiencias no gratas— no estamos condenados por ellos. Al contrario, representan el estímulo que, definitivamente, nos pondrá en el camino correcto.
Moldeamos la realidad a nuestro favor mediante las decisiones que tomamos. Al depurar nuestros pensamientos, definitivamente la cambiamos.
Las afirmaciones positivas sobre quienes somos y las capacidades ilimitadas que tenemos nos irán impulsando paulatinamente hacia nuestros más preciados anhelos. Tenemos la capacidad de crear nuestra realidad diaria, pero el autosabotaje nos hace sucumbir, no ante otros, sino ante nosotros mismos. Si damos supremacía a los pensamientos negativos, también estaremos creando certezas limitantes que, indefectiblemente, influirán de manera negativa en nuestros sueños, impidiéndonos disfrutar plenamente de la vida.
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Las afirmaciones positivas nos dan impulso y nos llenan de energía. Elige por lo menos tres que sientas que, al pronunciarlas, te empoderan; considéralas hechos cumplidos y agradece por esta realidad. Puede parecer tonto, pero ¡qué efectivo es! Repite estas afirmaciones en cualquier momento del día, y muy pronto comenzarás a sentir la felicidad en el recorrer del camino.
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Lumhaniel: Psicoastrólogo, Sanador energético integral, Psicoterapeuta de familia y pareja, Sanador con Archivos Akáshicos, escritor, cineasta, productor de radio y TV.