Opinión

El colibrí, mensajero celestial

Conocido por su belleza y misticismo, el colibrí tiene un rol importante en la biodiversidad y la cultura.

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Por: Jaime Largo. – La naturaleza, en su infinita sabiduría y perfección, nos deleita a diario con situaciones que nos conectan con la vida y con los seres que la habitamos, interactuando en armonía con lo que nos rodea. A esto lo llamamos medio ambiente, que no es más que el espacio donde desarrollamos nuestras vidas junto a distintos organismos, favoreciendo esta interacción. En él se encuentran tanto seres vivos como elementos inertes, además de aquellos creados por la mano del hombre.

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Entre estos seres mágicos y poderosos, llenos de sabiduría, luz y energía, encontramos a las aves. En nuestra columna de hoy nos referiremos a uno de los más pequeños en tamaño, pero gigantesco en presencia, color y energía. Ya pueden imaginar de quién estamos hablando gracias a las características que los distinguen: el colibrí. Estos pequeños gigantes pertenecen a la subfamilia de los troquilinos (Trochilinae), dentro del orden de las aves apodiformes (que significa “sin patas” en griego) y la familia Trochilidae. Comúnmente los conocemos en Venezuela como colibrí, tucusito, picaflor o chupaflor. Dentro de esta especie encontramos al colibrí rutilante, colibrí pardo, colibrí orejimorado y colibrí verdemar.

Existen alrededor de 300 tipos de colibríes, cuyas familias se extienden desde Alaska hasta Tierra del Fuego, aunque la mayoría se concentra en los trópicos. Nuestro país, Venezuela, es un lugar ideal para su cría y desarrollo debido a nuestras condiciones climáticas y diversa flora, lo que nos convierte en un espacio privilegiado para observarlos y disfrutar de su presencia.

Dentro de la gama de colores que exhiben en su plumaje, destacan los tonos verdeazulados, los azules saturados y los morados profundos. Estas tonalidades son más visibles en la corona y la garganta, y se muestran de manera prominente durante la temporada de apareamiento y las interacciones sociales, cuando los vemos sobrevolar en busca de alimento.

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También se les reconoce por ser una de las pocas especies de aves polinizadoras en el mundo, y además, son las aves más pequeñas registradas, con algunos ejemplares que miden apenas 5 centímetros, aunque pueden llegar hasta los 25 centímetros, dependiendo de la especie. A pesar de sus diminutos cuerpos, tienen una increíble resistencia que les permite mantener el vuelo durante largos períodos. Para lograrlo, sus alas están especialmente formadas, y sus músculos son extremadamente fuertes. Aletean a una velocidad asombrosa, hasta 70 veces por segundo, alcanzando más de 4,200 aleteos por minuto.

Estos pequeños seres tienen su lugar en la historia de la humanidad, y según la leyenda de los sabios mayas, el colibrí tiene un profundo significado espiritual, pues se le asocia con la resurrección de las almas. Los colibríes representan la alegría, la sanación y la adaptabilidad. En diferentes culturas se cree que, cuando un colibrí se acerca o te mira, es porque necesitas sanar y liberar las energías negativas. Su presencia nos recuerda la importancia de los sueños y la perseverancia para alcanzarlos. Una leyenda cuenta que, si te encuentras con un colibrí e incluso lo ves en sus escasos momentos de descanso, significa que alguien te está enviando buenos deseos de amor y energía. Otras historias afirman que, si tienes contacto con uno de ellos, puede ser una señal de que un ser querido que ya no está en este plano terrenal te está enviando una visita.

Por estas y muchas más razones, debemos cuidar y proteger a esta especie, portadora de buenos augurios y mensajes celestiales.

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*Jaime Largo. Animalista, amante de la naturaleza, senderista, vicepresidente Fundación Colinas de Carrizal.

Correo: jaimel2010@gmail.com @caminandoconjaime2 @jaimelargo2021

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