Cavernas de Venezuela: Maravillas naturales en las profundidades
Desde la Cueva del Guácharo hasta la Cueva de Alfredo Jahn, Venezuela alberga impresionantes cavernas que nos conectan con la historia y la naturaleza en su estado más puro.
Por: Jaime Largo. Me declaro un enamorado de los espacios naturales, de su belleza, potenciales, historia y más, hablamos de tantos lugares maravillosos que posee esta tierra bendecida y tocada por la mano de un ser supremo que esculpió nuestra amada Venezuela como su más bella obra. Hoy nos adentraremos en los cimientos de la tierra misteriosa e increíble con lugares conocidos por pocos y en la mayoría de los casos, por los más arriesgados y osados exploradores de las profundidades. En mi poca experiencia de aventurero subterráneo, puedo comentarles y compartir una de las experiencias más increíbles que he tenido, sin dejar de ser atemorizante por ese miedo a lo desconocido, natural en nosotros los seres humanos acá mismo en el sureste de Caracas. Sin mayor preámbulo, viajaremos a lo profundo y oscuro de algunos monumentos naturales, joyas de la arquitectura espontanea de la naturaleza y obras perfectas de un diseño casi celestial.
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Hablamos de las cavernas o cuevas que nos ofrece nuestro país, y en este espacio conoceremos un poco más acerca de estas bellezas naturales más resaltantes de nuestra geografía. Ante todo, debemos saber que una cueva se entiende como un espacio hueco subterráneo hecho de forma natural, es decir, sin la intervención del hombre. Por lo general distribuidas o compuestas de corredores, pasadizos y cámaras internas. La mayoría de estas maravillas con años de formación, se generan gracias al agua acida subterránea, la cual con el paso de los años van desgastando y erosionando las rocas más débiles o blandas como las calizas. También podemos clasificarlas en volcánicas, de glaciares y también las formadas por el resultado de la erosión que son las más comunes constituidas por rocas calcáreas, es decir, de cal.
Venezuela no escapa de tener estas maravillas naturales y a continuación nos daremos un paseo por las más importantes conocidas por pocos y desconocidas para la mayoría de nosotros.
Entre las más reconocidas e icónicas dentro del ámbito de la espeleología y amantes de la aventura, tenemos la Cueva de Alfredo Jahn ubicada en el Estado Miranda muy cercana al pintoresco pueblo de Birongo, conocido por las practicas esotéricas realizadas en sus cercanías. Esta cueva cuenta con un desarrollo de galerías que alcanzan los 4 kilómetros y medio, siendo la más grande de nuestra región central y de las más visitadas del país por su cercanía y acceso. Su merecido nombre se debe a uno de los pioneros de la espeleología y versátil hombre de ciencia Alfredo Jahn conocido por sus trabajos en topografía, astronomía, antropología y botánica.
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Otro de nuestros monumentos naturales más conocidos es el Alejandro de Humboldt mejor conocido como Cueva del Guácharo con una extensión de 15.500 hectáreas resguardadas bajo la figura de parque nacional. La misma está ubicada en el sistema montañoso de Caripe en el Estado Monagas y es sumamente visitada por turistas locales y foráneos. Su nombre coloquial viene dado a la gran cantidad de Steatornis caripensis conocidos como guacharos.
Contamos igualmente con la Cueva de Kavak, una garganta rocosa ubicada en el sureste del Auyántepuy, Valle de Kamarata, en el Parque Nacional Canaima, Estado Bolívar. Esta garganta posee inmensas paredes rocosas que alcanzan hasta los 150 metros de altura impregnada de colores rojizos, verdosos y amarillentos a lo largo de 235 metros que desemboca en una gran fuente de agua cristalina y color ámbar.
En una experiencia personal, me interne en las fauces de la Cueva Zuloaga cercana a la hidroeléctrica del mismo nombre. Esta formación la encontramos al sureste de la ciudad de Caracas, con una longitud de 500m, todo un espectáculo.
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Se nos escapan otras maravillas naturales de las cuales hablaremos con más detalle en otra entrega de nuestra inigualable Venezuela.
*Jaime Largo. Animalista, amante de la naturaleza, senderista, vicepresidente Fundación Colinas de Carrizal.