Por: Jaime Largo.– En nuestra aventura de hoy, viajaremos a las templadas aguas del Caribe, donde se encuentran seres que comúnmente podemos encontrarnos en las olas, mientras disfrutamos de un rato divertido de esparcimiento, practicamos deportes acuáticos o visitamos nuestras hermosas playas.
Estos ardientes encuentros, pueden ser comunes y hasta frecuentes, pocas veces llegan a ser realmente un problema serio (en Venezuela), y eso va a depender de la especie. Hablamos de las medusas marinas o “aguamalas” de nuestras costas.
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En experiencia personal, varias han sido los encuentros con ellas en los tiempos en que practicaba el surf, teniendo anécdotas que han vivido muchísimas personas, en su mayoría los afectos a deportes acuáticos como el surf, windsurf, kite o nadadores en mar abierto donde somos más vulnerables y susceptibles de verlas.
Recuerdo esos “tropiezos” en los que mis amigos también resultaban quemados durante las brazadas entre las olas mientras esperábamos remontar en una. La mayoría de las veces solo soltábamos una palabrota al aire, escuchada por el mar como forma de alivio al dolor que causan sus punzantes tentáculos. Sin embargo, eso va a depender de la especie que nos topemos. Es bastante común realmente poder visualizar estos especímenes y todo va a depender de la temperatura del agua, así como sus corrientes. Es normal su presencia en todas las playas o costa de nuestro país, siendo los más frecuentes con la medusa común, la Aurelia aurita, conocida coloquialmente como medusa sombrilla. Su nombre viene dado a la forma de campana transparente y de apariencia viscosa en forma de platillo, con cuatro aguijones rosados o anaranjados en forma de herradura en el centro de la campana.
Pueden verse en oportunidades en grandes masas flotantes y no les negaremos que es inquietante poder observarlas en gran número. Recuerdo hace algunos años, me encontraba en Puerto La Cruz, Estado Anzoátegui de paso en unas vacaciones y justo cercanos a la vía en la parte inferior del Morro, nos topamos con una especie de laguna entre los rompeolas y sencillamente no hubiese podido calcular el número de ellas que flotaban. Eran como una masa blanca repleta de malvaviscos traslucidos y blancos que emergían del fondo para posicionarse en la superficie. Realmente fue medio espeluznante la experiencia de solo imaginar caer en ese espacio (risas).
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En Venezuela, la medusa Aurelia se encuentra a lo largo de todas las aguas costeras, desde el Caribe hasta el Golfo de Venezuela. Su tamaño es mediano y poseen un diámetro de corona que oscila entre 250 y 400 mm, con tentáculos que pueden llegar a alcanzar hasta 2 metros de longitud y están cubiertos de células urticantes ubicadas en pequeños aguijones similares al de las abejas cuyo contacto pueden causar picaduras dolorosas en los seres humanos. También contamos con la Ortiga de Mar, común en aguas tropicales y subtropicales, situación marítima y geográfica que nos incluye. Pueden verse desde el Golfo de Paria hasta las aguas de Falcón y se encuentran entre las especies venenosas con picaduras dolorosas.
La mayoría de las picaduras de medusa o Aguamalas pueden tratarse de forma sencilla. Hay que tomar en cuenta que nos sucede en la playa y debemos tratar de eliminar los aguijones visibles o no visibles remojando la piel en agua caliente, sin quemarse, manteniendo la parte afectada sumergida hasta que vaya disminuyendo el dolor. Pueden usarse cremas a base de hidrocortisona al 0,5% sobre el área.
Existe un método muy usado para estas quemaduras que es aplicar orina sobre la zona afectada, sin embargo, científicamente no ha sido comprobado. De igual manera, saber de su existencia no es motivo de alejarnos del mar y disfrutar un excelente rato.
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Jaime Largo. Animalista, amante de la naturaleza, senderista, vicepresidente Fundación Colinas de Carrizal.