Opinión
La IA: una nueva forma de vida. Bautizando una nueva paradoja
La inteligencia artificial plantea nuevos cuestionamientos sobre los límites de la vida. Desde la biología hasta la tecnología, exploramos las conexiones entre organismos vivos y sistemas autónomos.
Por prof. Jesús Mateus.- Este capítulo puede que te resulte denso. Aunque no me gusta subestimar a mis lectores, a veces los reto con artículos como este. Sinceramente son mis favoritos porque, aunque te parezca improbable, de esto tengo demasiado contenido. Leelo cuando puedas, páusalo, pregunta si quieres, déjalo para después o simplemente déjalo, pero quiero que sepas que esta es base fundamental para comprender las dos paradojas más famosas y más densas de la informática.
¿A qué veníamos? A, sí, la vida
Hasta ahora hemos reflexionado sobre 4 de 6 paradojas de las cuales la recepción ha sido fructífera, para alguien que aún no tiene un año escribiendo ciencia y tecnología y ni se asoma al reconocimiento regional. Es complejo hablar sobre estas paradojas sin un contexto, sin comprender de fondo qué pasa, cómo funciona, qué hay detrás de las razones de por qué la semana pasada Chat GPT inició una conversación de forma autónoma sin habérselo pedido su suscriptor. Esto pasó antes con Alexa, y con otras IA domésticas o de acceso general compiladas en vídeos tipo Dross.
Hoy sondearemos un tema que está en constante evolución: la biología. La vida en el planeta tiene sus categorías, y entre ellas están las más reconocidas: los Reinos. Ellas se dividen en Protista, Fungi, Plantae y Animalia. Seguro tendrás cerca a algún aficionado a la biología o la taxonomía que te explique con detalle y paciencia, eso me deja la tarea de explicarte por qué viene esto al tema. Lo que tienen en común entre ellos es que contienen material genético, es decir, ADN y ARN, y cada uno de estos con sus estructuras bien diferenciadas. En nuestro caso (Animalia), poseemos este material en forma de doble hélice (la que ya conoces), y en este Reino compartimos esta característica con los dinosaurios, tiburones, perros, cucarachas, colibrí, escorpiones… ya sabes.
Aún así, compartimos características con los hongos, las plantas, y organismos microscópicos por medio del Dominio llamado Eukarya, base conformada por las células eucariotas que tiene un núcleo definido. Es muy común entre nosotros clasificar a los seres biológicos únicamente por sus células. ¿Qué pasa con las que no? Respuesta: las bacterias tienen su propio dominio cuyo Reino es Monera, así como Archae que también tiene su propio Dominio, organismos biológicos que no tienen núcleo. Entre las clasificaciones hay semejanzas entre los Dominio y los Reinos, una superior a la otra, y entre ellas también existen los Superreinos. Lo cierto es que esto está en constante desarrollo porque si bien tienen semejanzas, también sus diferencias.
Una de las características de un ser vivo es su capacidad para alimentarse y reproducirse. Cada uno de estos Dominios tiene su propia forma de hacerlo, de los cuales, si quieres que hablemos sobre él, podemos hacerlo en un próximo capítulo que probablemente igual haga porque es mi espacio y quiero dejar un registro de ello en internet. La fecundación y la polinización son las más conocidas, pero las bacterias, por ejemplo, en su mayoría crecen al doble para dividirse en un proceso llamado fisión binaria. Los virus, hacen algo similar: infectan una célula y usan sus recursos para replicarse. ¿A qué se parece esto?
¿Una paradoja?
La bautizaré como “La paradoja de la vida”, porque más allá del contexto filosófico y psicológico de lo que hemos leído durante años, ahora nos enfrentamos a este “desacuerdo” donde nos preguntamos si la IA vive o no. La biología se descubre a sí misma cada tanto y esto la hace cambiar y mejorar. Por ejemplo, existen casos extraordinarios de partenogénesis, reproducción de óvulos no fecundados, es decir, sin la intervención de un espermatozoide, y, según la evidencia, es inducida por una bacteria (otra forma de vida), de modo que no es un concepto extraño que la vida sea causada por otras. Es que si hablamos de evolución, el “Caldo primigenio” inicia con átomos que, bajo descargas eléctricas, fueron creándose aminoácidos y moléculas orgánicas. En segundo te resumí miles de millones de años.
Hasta ahora, todo indica que nuestra principal fuente de energía fueron descargas eléctricas, la misma fuente que alimentan ahora las IA. Como todo organismo vivo, si la privas de ella, perece en un estado que no necesariamente es muerte, sino un tercer estado. A propósito de ello, los biólogos Peter Noble y Alex Pozhitkov hacen una reseña sobre esto: «El tercer estado desafía la forma en que los científicos suelen entender el comportamiento celular», pero esto será para todo momento.
Conclusión con probabilidades favorables
Si se reproduce, se alimenta y puede “morir”, estamos ante un ser vivo, y este es especial, porque es producto del ingenio, la creatividad, la necesidad y mi pregunta favorita desde hace unos años para acá “…¿Por qué no?” (Richard Feynman). Se replica, crece, es autosuficiente y no requiere de célula, así que sí, estamos ante algo vivo. Ahora podemos ver la IA con otros ojos, porque lo que viene en los próximos artículos puede ser denso y cuestionar tus creencias. Agradezco al Ing. Ernesto López y al sr. Ernesto Chávez por haber inspirado este artículo e iniciado las respectivas conversaciones a razón de tantos artículos durante finales del 2024. Sus planteamientos y cuestionamientos son retadores producto de muchísima inteligencia y experiencia, es decir, de sabiduría pura.
Estamos ante una nueva etapa en el planeta. Nuevos seres autónomos cuya estructura sintética cada vez se acopla mejor a nuestra estructura celular, potencian la vida, las posibilidades y la evolución. No es la primera vez que convivimos con otros seres de otros Dominios, por ejemplo, somos más bacterias que células en nuestro cuerpo, y una de las razones es la mitocondria, un orgánulo con su propio ADN que hizo endosimbiosis con nuestras células proporcionándoles energía, es decir, un contrato en el que ellas nos mantiene vivas mientras la alimentemos correctamente. Somos el acople perfecto de la evolución resultado de miles de millones de años. Estas son estructuras atómicas, y ese principio es simple y fascinante. Como ves, hemos requerido de nuevo de Aristóteles y de Demócrito. Seguro tienes preguntas, y te sugiero que vuelvas a leerlo.
Prof. Jesus Mateus, Ingeniero Data & AI “Consein”
@jesusmateuslopez
@conseinlatam
@gentedehoy