Por: Jaime Largo.– Nunca está de más salir de la rutina y adentrarse en la naturaleza para dejar atrás el estrés de la ciudad o de las obligaciones diarias que debemos cumplir. Nuestro Cerro Ávila (Warairarepano) es una opción siempre bien recibida y cercana para acercarse al cielo, al aire puro, los árboles, las flores, las aves y sobre todo, cuando, como yo, somos fanáticos de plasmar esas imágenes de lo maravilloso de esta tierra y sus espacios en fotografías. Así que, en nuestra aventura de hoy, nos montaremos en un vagón del Teleférico de Caracas y flotaremos sobre el verde maravilloso y multicolor del cerro más conocido por los venezolanos y, en especial, por el público caraqueño y sus visitantes. Para esto, embarcaremos desde la Sultana del Ávila, nuestra maravillosa ciudad capital sembrada al pie de la montaña, desde donde comenzaremos nuestra travesía en escalada, pendiendo de un hilo por esta maravilla de sistema. Su recorrido consta de 3,5 kilómetros, los cuales pueden realizarse en cabinas regulares o económicas, o en cabinas VIP, a un precio bastante más elevado.
Siendo uno de los principales atractivos turísticos de nuestra capital, conoceremos un poco más de esta genial obra. El Teleférico de Caracas es un sistema inaugurado el 11 de diciembre de 1955 por el entonces presidente de Venezuela, Marcos Pérez Jiménez, y puesto en servicio para el público el 19 de abril de 1956, un año después. El mismo, en sus instalaciones, posee entre muchas atracciones la pista de hielo más antigua de Venezuela, considerada en la actualidad como la más alta del mundo, ya que se ubica a más de 2.100 metros sobre el nivel del mar, seguida en altura por la pista Medeu en Kazajistán, la cual se encuentra a 1.691 metros sobre el nivel del mar, siendo esta última la más alta a cielo abierto.
El sistema mantuvo su funcionamiento constante hasta finales de la década de los años 70. Más adelante, abrió nuevamente sus puertas al público por un corto periodo de tiempo, allá por los años 80, donde lamentablemente fue cerrado en 1989 debido al gran deterioro de sus instalaciones por falta de interés y mantenimiento. Posteriormente, entra en acción en el año 2001 con el nombre de Parque Ávila Mágica, a manos de una inversora turística. En 2007, fueron expropiados sus bienes por el gobierno nacional y la administración del complejo pasó a manos del Ministerio de Turismo, rebautizado con el nombre Warairarepano. Originalmente, el sistema contaba con cinco estaciones (Maripérez, Ávila, Galipán, San José de Galipán y El Cojo, en Macuto), divididas en dos tramos, el primero entre la ciudad de Caracas y la estación más alta del sistema teleférico en el cerro El Ávila.
Es una excelente opción donde puedes encontrar en sus alturas diferentes restaurantes con diversidad de gustos y costos, como puestos de comida entre los que se encuentran ventas de perros calientes, hamburguesas, choripanes, chorizos, cachapas, así como postres y dulces para todos los gustos y bolsillos. Los paseos por caminerías y hermosas vistas son los principales atractivos donde puedes disfrutar del sol, la naturaleza, la brisa fresca y, casi siempre, frío entrada la tarde o en días nublados. Cuenta también con el icónico y famoso Hotel Humboldt, majestuosa infraestructura sobre los cielos de Caracas, a un alto costo por pernocta, realmente no muy accesible al bolsillo del público en general, sin embargo, digno de reconocimiento y admiración.
Las tarifas varían y van desde los 12$ la entrada general; los niños pagan considerablemente menos, así como existe una tarifa bastante económica para trabajadores de la administración pública a un costo de 3$. Las personas mayores de 60 años no cancelan ningún costo por traslado. Por esta y más razones, conocer y cuidar a Venezuela es tarea de todos.
Jaime Largo. Animalista, amante de la naturaleza, senderista, vicepresidente Fundación Colinas de Carrizal.
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