La crisis en Venezuela continúa mientras Nicolás Maduro se aferra al poder con una narrativa de salvación."
La crisis política, social y económica en Venezuela sigue profundizándose, y se vislumbra como un escenario caótico y desesperanzador para millones de ciudadanos que enfrentan cada día dificultades extremas para sobrevivir. En medio de este contexto, la figura de Nicolás Maduro, quien llegó al poder tras la muerte de Hugo Chávez, ha desplegado una estrategia narrativa que busca presentarlo como un salvador de la patria frente a supuestas conspiraciones internas y externas.
Desde su ascenso al poder, Maduro ha construido una narrativa que apela al heroísmo y la resistencia popular frente a las adversidades. Se ha presentado como el líder capaz de enfrentar y vencer a los enemigos de la revolución bolivariana, ya sea la «guerra económica» impulsada por potencias extranjeras o supuestos intentos de golpe de estado promovidos desde el interior del país.
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Esta narrativa épica, sin embargo, ha servido como una cortina de humo para ocultar la realidad de la crisis venezolana, marcada por la escasez de alimentos y medicinas, la hiperinflación, la violencia y la represión política. Mientras Maduro se presenta como el defensor de la patria ante los «ataques» externos, millones de venezolanos sufren las consecuencias de políticas económicas fallidas y una gestión gubernamental marcada por la corrupción y la ineficiencia.
La inhabilitación de María Corina Machado para ejercer cargos públicos es solo un ejemplo más de cómo el régimen de Maduro utiliza el control político y judicial para eliminar a sus opositores y mantenerse en el poder. Esta medida, junto con la manipulación de los procesos electorales y la represión de la disidencia, ha contribuido a debilitar cualquier posibilidad de una oposición unificada y efectiva en Venezuela.
A medida que Maduro continúa aferrándose al poder, la situación humanitaria en Venezuela empeora día a día. La migración masiva de venezolanos en busca de mejores condiciones de vida, la falta de servicios básicos como agua, electricidad y salud, y la destrucción del ecosistema en el arco minero son solo algunas de las consecuencias devastadoras de esta crisis prolongada.
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En medio de este panorama desolador, la narrativa del «Maduro salvador» sigue siendo un recurso clave para mantener el apoyo de una base social empobrecida y desilusionada. Sin embargo, a medida que la crisis se profundiza y las condiciones de vida empeoran, es cada vez más evidente que esta narrativa épica no puede ocultar la realidad de un país sumido en el caos y la desesperación.
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