La redefinición de inteligencia (3a de 3b)

*Prof. Jesús Mateus. – «No fue fácil resumir esto en un solo capítulo; así que no lo hice. Es por eso que tendrá dos partes para desenredar lo que a muchos inquieta: ‘¿Realmente la I.A. me reemplazará?’ Como sabes, soy bastante entusiasta, lo que me permite estudiar y profundizar hoy en múltiples conocimientos en el área del Desarrollo de Software y el Diseño, para saber conectar todo y hacerlo funcionar de pies a cabeza. Cuando escribo, lo hago desde la experiencia, conociendo algunas áreas a fondo. El Deep / Machine Learning no se dedica solo a un campo. Sus usos son infinitos a medida que crecen las necesidades y se encuentran lagunas en sus algoritmos.

Hoy, la mayor destreza que puedes tener en vísperas del Renacimiento Tecnológico se viste de dos virtudes: la neuroplasticidad y la paciencia, bastante escasas últimamente, ya que ahora todo lo hace una I.A., ¿o no? Ya hemos hablado de aquello a lo que en educación se llamó Conductismo, y cómo está relacionado con su equivalente en el aprendizaje de máquina, así como los paradigmas de Lev Vygotsky y Jerome Brunner, respectivamente. Lo que ahora me ocupa es explicarte sobre lo que casi nadie habla: la Singularidad. Para ello, tendré como base los modelos de aprendizaje mencionados y la paciencia que me has tenido hasta ahora.

El conflicto «humano vs. robot» no es nuevo. Ya en 1637, René Descartes en su «Discurso del Método» describe a los autómatas como incapaces de reaccionar adecuadamente como lo haría un humano, aunque sí los consideraba capaces durante una interacción humana. Trescientos años después, el dualismo plantea que la mente, al no tener materia, no puede explicarse desde la física. Luego, el materialismo afirma que sí tiene materia y, por lo tanto, es posible replicarla artificialmente. En 1936, Alfred Ayer en su libro «Lenguaje, Verdad y Lógica» va directo a la conciencia en vez de la inteligencia, probando empíricamente a la «máquina inconsciente» y al «hombre consciente». Así concluiría sobre la presencia o ausencia de conciencia. Dejo la lectura pesada a ti: ya sabes por dónde empezar.

Alan Turing desde 1940 hizo lo suyo, pero no probaba la inteligencia de la máquina, sino más bien si podría o no imitar a un humano. Aquí haremos un ejercicio que puede marearte. Sabemos que no todo es lógico cuando el hombre interviene en alguna situación. Lo podemos ver en un juicio: si la ley está escrita, ¿cuál es el propósito del juez y los abogados? Correcto: porque no toda acción es estrictamente lógica, por lo que intervienen cientos de factores más que no están bajo nuestro control. Entre ellos, una de las menos mencionadas y extremadamente importantes: el sistema endocrino. Aunque muchos médicos crean tener certeza de cómo funciona, es uno de los campos de la medicina que más investigación lleva, porque aún no se determinan los indicadores que estimulan las amígdalas y segregan ciertas hormonas motivadas por dos disparadores: la emoción y el pensamiento.»

Daniel Goleman ha escrito algo magnífico: «Inteligencia Emocional», que puede sonar fácil, pero es uno de los procesos más complejos de inteligencia que debe ser entrenado conscientemente. De forma magistral, diferencia entre emoción y sentimiento desde el punto de vista del tiempo: la emoción es primero, respaldada por el subconsciente, y luego, a través del pensamiento, se convierte en sentimiento en cuestión de fracciones de segundo. Es decir, se interioriza para expresarlo o, al menos, identificarlo, pero para ello se requiere conciencia de múltiples factores que justifican las decisiones que tomemos, que no necesariamente sean las adecuadas.

Este cóctel hace a cada individuo de la raza humana único, por lo que intentar estandarizar los procesos desde la endocrinología, sin contar con muchas más disciplinas de la ciencia médica, lo hace casi imposible. También te recomiendo este libro para que conozcas mucho más sobre estos estudios. No solo es fascinante, es necesario.

Volviendo a Turing, él quiere demostrar que una maquina puede pensar igual que un humano, y lo hace desde el siguiente indicador: «algunas manifestaciones de inteligencia son inhumanas». Resulta que para que una máquina sea considerada inteligente, debe resultar, en cierto punto, decepcionante. Porque la inteligencia no solo es la práctica instantánea y eficiente del conocimiento teórico y la experiencia, sino también la prudencia con la que se manifiesta. Es decir, si esperas una respuesta en una fracción de segundo sobre un problema matemático legendario, y la máquina lo resuelve perfectamente, entonces no es humano. Podría ser una persona con una neurocondición, cada vez más comunes hoy, y aún así dudarías si estás tratando con una persona o una máquina. De nuevo, te dejo la lectura pesada a ti.

Esta fue la base con la que llegamos a 1957. John Von Neumann, un físico y matemático húngaro, plantea la siguiente hipótesis: la Singularidad, también llamada Inteligencia Artificial General o Fuerte, es la redefinición de inteligencia como la conocemos, ya que no tiene que imitar a la inteligencia humana, sino que se reconoce como superior y se multiplica para que, a través de la interconexión, aprenda y expanda sus talentos en el procesamiento de datos y la predictibilidad, con el propósito de ser superior en el razonamiento lógico.

Muchísimas películas tratan sobre esto y desde ese año se habla de que su avance no puede seguir, porque impone un hito histórico en el concepto de raza humana, haciendo que sus mejoras, inclusive, no sean previsibles ni concebidas por sus diseñadores. La plena ausencia del conocimiento humano en indicadores que solo una máquina entiende, y cuya evolución es, por definición matemática, exponencial.

¿Recuerdas eso que veíamos constantemente en la escuela sobre los tipos de inteligencia, como la Lingüística, la Matemática, la Intra-Interpersonal, la Musical, y otras más hasta incorporar la Naturalista y la Emocional? ¿Y la Artificial? Tú me dirás: «Pero las inteligencias anteriores son inherentes al ser humano y se identifican para estudiarlas y, en cierta medida, metodizarlas». ¿Y es acaso la I.A. ajena al humano hoy? ¿Su definición no viene precisamente de nosotros como especie? Solo recordemos que vivimos atados a un dispositivo, así como se ha incorporado como materia y como carrera completa la Ingeniería de Sistemas en varias universidades del mundo.

*Prof. Jesús Mateus, CTO de “En3D Venezuela” @jesusmateuslopez @gentedehoy

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