Pensando con el corazón

Por: Lumhaniel.– Un corazón que piensa; un término que puede sonar un tanto extraño, sobre todo porque cuando hablamos de pensamiento inmediatamente lo asociamos a la mente, específicamente al cerebro, que no es la mente, pero sí un instrumento de ella.

Estudios muy serios han descubierto la presencia de neuronas en el corazón; un acontecimiento que demuestra que lo que la Tradición Iniciática predica en relación a que el primer impulso del pensamiento se produce en el corazón es cierto. Por tanto, es ahí de donde salen las ideas puras y sin contaminación; de donde sale la verdad diáfana. El corazón trabaja con el espíritu y la mente concreta con el ego; por lo tanto, del corazón no puede salir nada que no sea puro. No obstante, al pasar una idea o pensamiento por la mente concreta, es contaminado por el ego y entramos en incertidumbre, desasosiego y confusión.

Es el ego el que nos lleva a actuar de manera errática, a divorciarnos del amor y, en consecuencia, a actuar en contra de nuestra evolución. El amor todo lo puede y no hay nada en el Universo que se resista a esta magna energía; por lo tanto, cuando actuamos en sintonía con nuestro corazón, nos convertimos en difusores de paz, equilibrio, armonía, conciliación y todas las excelsas virtudes del ser humano.

La sabiduría reside en el corazón, de esto no cabe duda. Por lo tanto, cuando necesitamos guía porque debemos resolver alguna circunstancia, cometemos el error de buscarle solución en nuestra mente concreta. Esta es la razón por la cual creamos un caos que incluso nos hace perder la tranquilidad y, generalmente, no resolvemos nada; al contrario, empeoramos la situación, nos desbalanceamos y hasta perdemos el sueño. Mientras que, cuando dejamos que la sabiduría aflore en paz, alegría y con la certeza que nos da nuestro correcto actuar, las soluciones afloran espontáneamente y sin apremios. Es como si entráramos en otra dimensión (yo la llamo la dimensión de lo posible), como si toda la sabiduría universal conspirara a favor de nosotros, porque sabe exactamente qué necesitamos, incluso nos da soluciones mejores que las que habíamos imaginado.

Sin duda, el principal destino es hacia nuestro interior. Alcanzar este estado solo requiere un poco de introspección, de momentos de intimidad con nosotros, que en definitiva no es mucho en comparación con lo que podemos alcanzar: “La Dimensión de lo posible”.

Lumhaniel: Psicoastrólogo, Sanador energético integral, Psicoterapeuta de familia y pareja, Sanador con Archivos Akáshicos, escritor, cineasta, productor de radio y TV

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