Opinión
La educación a mitad del s.XXI: “We don’t need no education” y el Maquinismo (2 de 3)
Profundizamos en el panorama educativo actual y los retos que enfrenta ante la era digital y la inteligencia artificial. Expertos analizan la necesidad de adaptación para preparar a las generaciones venideras.
Por: Prof. Jesús Mateus.- “We don’t need no education” es como empieza el clasicazo de Roger Waters “Another Brick in the Wall (II)”. Con estas palabras, Rogers no desprecia la educación, sino más bien su sistema estricto. ¿De dónde viene ese sistema? Seguro ya lo sabes o lo habrás leído, pero aquí te ofrezco una perspectiva que puede desalentarse, o todo lo contrario, porque si bien se habla muy mal del sistema educativo, quiero decirte que para que funcione bien, la política debe estar estrechamente comprometida a fortalecer sus resultados honrándola con un profundo interés y muchísima inversión en su investigación, planificación e implementación productiva y tecnológica.
Habrás escuchado en algún momento sobre Simón Rodríguez. Tuvo muchísimos defectos (que te dejaré de tarea), y al mismo tiempo muchísimos aciertos. Uno de ellos fue este pedazo de título: “Reflexiones sobre los defectos que vician la Escuela de Primeras Letras de Caracas y medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento y Reflexiones sobre el estado actual de la Escuela, Estado actual de la escuela y nuevo establecimiento de ella”, rechazado 3 veces por el Cabildo Caraqueño a finales del siglo XVIII porque al poder de turno “no le convenía” (tampoco fue su prioridad). Este evento fue suficiente para que se marchara del país frustrado por desestimar lo que más adelante países como Singapur, Finlandia, China (Shanghái, para ser específicos) y Japón, calcarían y aplicarían a su modelo educativo, adaptándolo cada uno a su realidad geopolítica.
En él, Simón planteaba un método común en Europa pero sumamente revolucionario para nuestro país, el Bachillerato, con un plus: la adaptación a las regiones de producción y proyección económica. La idea es simple: incorporar ciudadanos útiles a la actividad productiva de la nación. Ya dedujiste por qué no convenía para 1794. Sus ideales como pedagogo no caerían en tierra estéril yéndose del país: Simón Bolívar luego dijo todo lo que dijo y amplió muchísimo las ideas, porque, además de sentir el propósito de su maestro, lo potenciaba con su sentir republicano (el de verdad).
El Maquinismo fue una chispa extraordinaria cargada de la frase platónica “la necesidad es la madre de la invención” de lo que luego se convertiría en la Revolución Industrial. Eventualmente debía suceder, y para la segunda mitad del s. XVIII generó sentimientos y filosofías, males y fortunas tanto para lo humano como para lo económico. Podemos debatir qué tan malo fue todo esto y ninguno llegaría a una conclusión, pero gracias a eso hoy cuentas con unos zapatos a la medida, unos lentes de moda y un vehículo automotor.
Desde lo pragmático impuso un nuevo paradigma: la mano del hombre puede ser reemplazada por la máquina. Tu me dirás que hasta hace un par de años todo era manual. Sí, es verdad, pero siglos atrás todo dependía estrictamente de la manipulación del hombre, con decir que para cambiar de velocidad alguien más lo hacía por ti y debía agitar ambos brazos e inclinarse un poco hacia atrás para evitar que la aceleración, la masa de aire y la gravedad lo ridiculizaran lanzándolo al suelo desde dos metros de altura y así evitar ser aplastado por las ruedas. Así de manual eran los procedimientos, así como en algún momento para imprimir una hoja: debías colocar letra por letra en un soporte que contenía canaletas para organizar líneas de palabras, y para ese momento ese era el cúlmen de la tecnología. En algún momento te explicaré qué tanto hizo Gutenberg por nosotros.
La Revolución Industrial reformuló la educación y la velocidad de producción: para ese momento debíamos entrenar y adoctrinar a futuros ciudadanos útiles con el propósito de mantener el auge económico que se disparaba en Europa y luego en América del Norte, terminando por abarcar todo el mundo. Esto implicó que al final se aboliera por completo la esclavitud legal, naciera una nueva clases social: la obrera; y que quienes salían de las escuelas estaban preparados para manejar una máquina, porque preferían a quienes sabían manejar una haciendo el trabajo de varios hombres simultáneamente. Con el tiempo el mundo se adaptó al punto que, tanto tu generación como la mía, y la anterior, nacieron en el culmen de la 1era Revolución Industrial. La tecnología hoy cambió el futuro del hombre como especie para siempre.
La nueva era de profesionales debe apalancarse con la IA, tal como pasó en Inglaterra y Alemania con las máquinas. Hasta ahora son millones de despidos en todo el mundo porque sus patronos, como antaño, prefieren reemplazar humanos en trabajos repetitivos, y en algunos casos hoy catalogados como inhumanos (pero que antes solo un verdadero profesional podía hacerlo), por máquinas y softwares totalmente automatizados y en constante aprendizaje. Ahora nosotros como humanos debemos aprender a usar la IA para optimizar nuestro tiempo, haciendo que la cantidad de carreras nuevas a causa de la IA sea inmensa.
¿Qué haces tú ahora para adaptarte a la 2da Revolución Industrial? ¿Qué tal si lo vemos la semana que viene? Tal vez en un par de décadas con todo esto normalizado volvamos a gritar juntos en un concierto holográfico en Marte “We don’t need no education” a todo pulmón (impreso en 3d, lo más seguro). A, otra cosa, todo lo que has leído desde hace unos meses hasta ahora ha sido producto de mi mente, no de una IA. Hasta ahora la IA no tiene mi capacidad de sindéresis y pensamiento transversal, muy útil hoy para ti y para todos a tu alrededor.
Prof. Jesus Mateus, CTO de “En3D Venezuela” – Consultor Junior “Consein”.
@jesusmateuslopez
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