Opinión
La junta patriótica
El 23 de enero de 1958, la unión de diversos sectores civiles y políticos culminó en la caída de una de las dictaduras más temidas en la historia de Venezuela, unificando esfuerzos en la Junta Patriótica.
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2 meses agoon
Por: Rafael Simón Jiménez.- Factor clave para la coordinación y el ensamblaje del movimiento civil contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, la Junta Patriótica constituyó la materialización de un largo esfuerzo por unir a todos los sectores ciudadanos desafectos al régimen tiránico. Las organizaciones partidistas, que a duras penas subsistían en medio de la represión gubernamental, tuvieron que superar grandes antagonismos y diferencias que, con el tiempo, se fueron diluyendo a lo largo de los nueve años de terror. Solo actuando en un frente unido podían ser efectivas en el objetivo de liquidar aquel régimen oprobioso.
El 24 de noviembre de 1948, cuando sectores mayoritarios de las Fuerzas Armadas derrocaron el régimen democrático y constitucional de Rómulo Gallegos, Acción Democrática (AD), el partido de Jovito Villalba y COPEI, el movimiento social cristiano fundado por Rafael Caldera, respaldaron el pronunciamiento militar que, a su juicio, ponía fin a un régimen hegemónico, atropellador y arbitrario. El Partido Comunista condenó el golpe, pero marcó sus diferencias con Acción Democrática, que en un primer momento se quedó sola en los avatares clandestinos.
Durante largos años, Acción Democrática centró sus aspiraciones de volver al poder en un contragolpe militar y, para ello, recurrió a los elementos con los que contaba dentro de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN). Uno a uno, los intentos de pronunciamiento castrense se frustraron, hasta agotar las disponibilidades humanas. Una inclemente represión terminó por hacer naufragar la denominada línea “Puchista”, liderada desde la clandestinidad por Leonardo Ruiz Pineda. El Partido Comunista fue ilegalizado en 1950, cuando se sumó a la huelga petrolera convocada por los adecos como parte de uno de los muchos intentos por derrocar militarmente a la dictadura. A partir de entonces, compartirá con los adecos los infortunios de una represión eficiente dirigida por Pedro Estrada desde la Seguridad Nacional.
URD y COPEI centran sus estrategias en la salida electoral. Con AD ilegalizada, piensan que cualquier consulta comicial favorecerá a sus opciones. El régimen militar convoca a elecciones para una Asamblea Nacional Constituyente, que debería devolver al país a la legalidad mediante la redacción de una nueva carta fundamental. La campaña electoral se desenvuelve en medio de grandes limitaciones y de una represión que restringe el ejercicio de las libertades públicas.
Sin embargo, en una inolvidable jornada cívica el 30 de noviembre de 1952, URD y su máximo líder, Jovito Villalba, logran, con el apoyo mayoritario de los electores, desbancar a la dictadura y alcanzar una amplia y clamorosa victoria, la cual es desconocida por los militares, quienes burlan el resultado y designan a Pérez Jiménez como nuevo presidente.
Con todos los partidos políticos en situación de ilegalidad y sus líderes y activistas perseguidos, exiliados o en la clandestinidad, se abre un período de predominio del terror dictatorial, que marcará los años 1953, 1954, 1955 y 1956. En 1957, la dictadura enfrenta un nuevo dilema: la constitución la obliga a convocar elecciones generales, directas y secretas, pero el temor a un nuevo fiasco la conduce a convocar un plebiscito, fórmula no solo inédita, sino que violaba expresamente la legalidad impuesta por el régimen.
En medio del terror, las organizaciones partidistas clandestinas han logrado renovarse con la incorporación de jóvenes dirigentes, con una mentalidad diferente a la de los líderes históricos que permanecen en el exilio. AD reformula su línea sectaria y excluyente y se muestra proclive a alianzas y entendimientos con otras fuerzas. El PCV, dirigido por Pompeyo Márquez, el legendario “Santos Yorme”, aprueba una línea de unidad con todos los factores que se oponen a la dictadura. URD, a través del periodista Fabricio Ojeda y de Amílcar Gómez, se muestra favorable a la conformación de un ente unitario que coordine las acciones cívicas contra la dictadura. COPEI, cuyos núcleos fundamentales se entusiasman con la pastoral de Monseñor Rafael Arias Blanco, pronunciada el 1º de mayo de 1957 contra la dictadura, también se muestra proclive a contactos y eventuales acciones coincidentes.
En el apartamento de Fabricio Ojeda, en Coche, se celebran las primeras reuniones entre los dirigentes de la Unión Republicana Democrática (URD) y el Partido Comunista de Venezuela (PCV). Se acuerda hacer gestiones para incorporar a Acción Democrática (AD) y COPEI, además de redactar un programa mínimo de lucha contra la dictadura que incluye: 1. Amplia amnistía para todos los presos políticos, desterrados y perseguidos; 2. Elecciones mediante el voto universal, directo y secreto; 3. Formación de un gobierno respetuoso de las libertades democráticas. El nombre de «Junta Patriótica» lo sugiere Amílcar Gómez, de URD, en homenaje a la sociedad patriótica de 1810. El organismo unitario queda finalmente constituido por Fabricio Ojeda (URD), Guillermo García Ponce (PCV), Moisés Gamero —quien luego es sustituido por Ortiz Bucarán en representación de AD— y Enrique Aristeguieta Gramcko por COPEI.
La Junta Patriótica organiza la lucha estructurando frentes sectoriales: el estudiantil, el obrero y, finalmente, el cívico-militar, que coordina con sectores uniformados desafectos a la dictadura una acción castrense para derrocarla. Luego del fiasco del plebiscito, la Junta Patriótica convoca una huelga general para el 21 de enero de 1958, que se convierte en una auténtica insurrección popular. En la madrugada del 23 de enero, Pérez Jiménez escapa despavorido ante el pronunciamiento de los sectores democráticos de la Fuerza Armada Nacional (FAN). A las cuatro de la mañana, los venezolanos que celebraban en las calles el fin de la dictadura escuchan por radio una voz que se identifica: «¡Habla Fabricio Ojeda, Presidente de la Junta Patriótica!»
*Por: Rafael Simón Jiménez @rafaelsimonjimenezm. Intelectual, historiador y político venezolano
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