Bronceado a lo venezolano

Por: Jaime Largo.– Comenzamos esta nueva aventura, no sin antes desear a cada uno de ustedes 365 días de salud, alegría y prosperidad, cargados de mucha esperanza y fe en nuestro país, en nosotros mismos, para que cada día seamos mejores ciudadanos y tengamos la capacidad de amar tanto esta tierra y sus recursos naturales que pueda transformarse en el sueño que todos queremos para nuestra amada Venezuela.

Desde hoy seguiremos escribiendo y describiendo aventuras y lugares maravillosos que posee nuestro país en sus cuatro puntos cardinales, y con esta energía vivimos las últimas horas del 2024 en uno de los espacios más visitados por residentes y visitantes, como lo es el estado La Guaira.

Tuvimos la oportunidad de compartir momentos agradables rodeados de familia y amigos, y, por supuesto, con esa persona que amas y también con esa que tienes en la mira para conquistar. En esa tónica nos enfilamos hacia la costa, contando los kilómetros que nos separan de la capital y estados cercanos hacia la zona de encuentro frente al mar, bajo el sol caliente y las arenas candentes donde el venezolano sencillamente arma la rumba de la nada.

En la primera oportunidad que nos dirigimos a esta localidad, nos encontramos con un textual mar de gente en hordas familiares copando cada esquina de nuestras playas en un intento desaforado por pasar momentos deliciosos, como solo quienes vivimos en el trópico sabemos disfrutar.

Ni las colas de vehículos, como tampoco tener los bolsillos llenos, son obstáculos cuando queremos divertirnos a lo grande, y así lo hacemos. Los venezolanos somos gente muy particular que sabe resolver cuando se trata de pasarla bien.

Con planificación o sin ella, me encontré en la playa familias enteras cargadas de cavas y recipientes de comida para aliviar un poco la “gastadera” que generan las salidas, así como otras que optan por ingerir productos típicos que ofrecen los locales a orilla de playa. Nunca falta el pescado frito como platillo principal, acompañado de los famosos tostones de plátano verde con ensalada rallada y respectivas salsas, lo que resulta un manjar de dioses que forma parte de nuestra cultura culinaria de la costa. Es difícil resistirse a los encantos de nuestros platos tradicionales, así como a adquirir cualquier cosa que el vendedor de playa ofrece.

Entre estos contamos con los vendedores de sombreros, lentes, pareos, trajes de baño, collares, pulseritas y cualquier otro objeto que, necesitándolo o no, adquirimos en parte por esa “labia” criolla que nos envuelve. Como vivo ejemplo están los vendedores de ostras, que prácticamente te obligan a probar un “regalito” y terminas cargando tres docenas de frutos del mar.

Así somos los venezolanos, dicharacheros por naturaleza, emprendedores del disfrute, de lo espontáneo, desde los más básicos hasta los más estudiados. Así pasamos entre olas marinas y conversaciones emocionantes, donde el último chisme se convierte en el tema central de la conversación y todos participamos de alguna manera.

Por ser una fecha especial, hablamos del 28 de diciembre, que en este estado particularmente se celebra con la tertulia propia de la Parranda del Día de los Inocentes. Año tras año, esta manifestación se festeja en el pintoresco y concurrido pueblo de Naiguatá.

Esta parranda es una tradición cultural declarada patrimonio cultural e inmaterial del estado La Guaira, con más de 100 años de vigencia. Durante la misma, las féminas instalan el “Gobierno de las Mujeres” en la parroquia de Naiguatá por más de 24 horas, identificándose con banderas rojas y blancas. Las mujeres se visten de hombres; unas se “levantan” y conforman la “Revolución”, y otras asumen el “Gobierno” para reivindicar el matriarcado.

Jaime Largo. Animalista, amante de la naturaleza, senderista, vicepresidente Fundación Colinas de Carrizal.

Correo: jaimel2010@gmail.com @caminandoconjaime2 @jaimelargo2021

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